Cinco gramos al día es la cantidad de sal recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero en la práctica, ingerimos, de media, entre 9 y 12 gramos. Entre el 70-75 % de esta ingesta diaria de sal proviene de alimentos procesados y consumidos fuera del hogar.
La costumbre de añadir sal a la comida se remonta a la prehistoria. El inicio del consumo de sal coincide con la aparición de una palabra para designarla, lo que sucede en el Neolítico. La sal se comenzó a usar para conservar los alimentos, algo que ya no necesitamos hoy gracias a las neveras y los conservantes. ¡Así que no tiene sentido que le pongamos sal a todo!
No fue hasta principios del siglo XX cuando la Medicina sugirió una relación directa entre el excesivo consumo de sal y la hipertensión arterial.
Estos son los dos motivos de peso para reducir el consumo de sal:
- El principal beneficio de reducir la ingesta de sal es la correspondiente disminución de la hipertensión arterial y, por tanto, de enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular e infarto de miocardio, según la OMS.
- Ayuda a mantener a raya el sobrepeso y la obesidad, además de porque evitamos la retención de líquidos, porque el sabor salado en los alimentos puede hacernos comer más, según un estudio.
“¿Y qué hago con los snacks, que están tan ricos?”
Las tendencias actuales en nutrición muestran una mayor preocupación por parte de los consumidores hacia una alimentación más saludable.
Así que si no puedes vivir sin tu aperitivo favorito pero tampoco quieres renunciar al sabor, te recomendamos snacks como las almendras, los pistachos, los anacardos, las macadamias, los cacahuetes o el cóctel de frutos secos, todos de la gama Tostados sin sal añadida de Frit Ravich, que goza de gran éxito en el mercado desde que se lanzó, en 2017.
Frit Ravich fue escogido «Producto del año 2019» en la categoría de frutos secos. Se premió la categoría “sin sal”, quedando patente así una clara apuesta de la marca por la tendencia hacia una vida y una alimentación más saludables.
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